Género Crónica:
PUEBLO FANTASMA
Para el año
2002, los cadáveres eran traídos a lomo de mulas, por la difícil zona, sólo
existían largos caminos de herradura de Manaure, Cesar. A veces, por sus
estados de descomposición eran metidos en bolsas negras y colgados en las
barandas de los helicópteros del ejército, que luego atravesaban el poblado a
muy baja altura. Poseídos por la angustia y el miedo, los habitantes se agrupaban
en la única calle, para ver pasar los cuerpos colgantes. Después volvía el
silencio, la soledad se apoderaba del entorno, todos se apresuraban en cerrar
puertas y ventanas, ante la presencia inminente de la muerte. Lo que quedaba
era un pueblo fantasma, en el que se escuchaba la corriente de un río en la
distancia y los ladridos de los perros que corrían desesperados ante la aparición
de extraños sujetos, uniformados y con armas en manos.
La orden de
disparar a quien me mire mal, a quien me haga mala cara, a quien se oponga a
nuestra orden, está dada. Eran palabras de Elias Parra, uno de los jefes de los
grupos armados que frecuentaban la población. Estos sujetos se montaban en
carros, cuyos vidrios era polarizados y así andaban, subía y bajaban por la única calle, toda empedrada, como si
fueran dueños de esta misma, poseídos por una autoridad impuesta por ellos,
ante la intimidación que transmitían en sus expresiones. Se les veía uniformados
en galleras, en salas de billares, también en visitas a sus clientes para el
cobro de vacunas o sacando a la fuerza de las residencias a alguien para
llevárselo hacía otros partes, sin piedad alguna, mientras la víctima se
ahogaba en llantos y despedía con mirada triste a su familia, ellos por sus
parte, eran conscientes de que era la última vez que los verían, que la muerte
ya los asechaba y los condenaba olvido. A los días siguientes, cuando eran
pasados por desaparecidos, los encontraban a través de los goleros que volaban
la zona en la que estaban los cuerpos expuesto al aire libre. En ocasiones, por
la inquietud del campesino al encontrar tierra removidas en sus fincas, conseguían
varas y las hundían en profundidad en el lugar que fue removido, luego en
movimientos bruscos se alejaban ante olor putrefacto que se desataba
inevitablemente.
Frecuentemente
se iba la luz, así que al entrar la
noche, los habitantes prendían sus velones mientras seguían encerrados en sus
casas, sólo una pálida luz se dejaba entrever entre los pequeños orificios de
las paredes y puertas. Por muchos años, dejaron de existir espectadores que se
sentaban sobre taburetes en los frentes de sus casas y mientras se bebían una
taza de café, se detenían en mirar las constelaciones en la noche profunda, el
miedo pudo más que ellos, ahora eran sometidos al espanto y la tragedia que
regía y asechaba habitualmente.
En las afueras,
el silencio se interrumpía, ante el canto de las ranas, grillos y chicharras, los
pasos apresurados de personas extrañas no paraban, a veces el llanto de las
nubes se precipitaba en el poblado, otras veces el llanto de una víctima más,
que primero era paseada en el pueblo y luego era llenada a balazos en lo alto
de las montañas del Perijá. En momentos, estallaban gritos, se escuchaban muy cerca,
como traídos por el eco, en seguida morían en la distancia, eran gritos
ambulantes en la soledad de las noches.
Los extraños
individuos, en ocasiones, con sus fusiles al hombro y demás artefactos, se iban
hasta la carretera en entrada al pueblo, allí al lado de una enorme piedra, a
la sombra de sus propias sombras, detenían todos los vehículos que pasaba por
el lugar, bajaban a las personas y las requisaban detalle a detalle, las
miraban fijamente a los ojos y dejaban entre ellos a quienes les parecía
sospechoso de ser informantes. En el mismo sitio, eran golpeados y humillados
ante los demás. Todos con cara de susto ya imaginaban lo que les sucedería
después… al subir de nuevo a los vehículos, entre sonrisas irónicas decía casi
siempre y en voz alta el temido jefe:
–Bienvenidos
señores, aquí reside la muerte y este es el pueblo fantasma-.
Escrito por:
Bayron
Rafael Araújo Campo
Estudiante de comunicación social
Código: 1065204773